dimecres, 12 de novembre del 2014

siempre los miércoles

He conocido las sensaciones más extrañas en los tanatorios, donde nadie es quien es normalmente. Ese juego, medio estudiado-medio improvisado, que se alza entre rostros fatigados y rotos, que, según haya sido el final del difunto, sobrellevan mejor o peor. Creo que ese fue mi rostro cuando te fuiste. Creo que seguía teniendo la sensación de estar en un velatorio cuando llegaste. No asumí tu necesidad de estar solo después de mí, ni la asumí yo después de volver a saberme contigo. Quizás, y esta vez es solo un quizás, estaba más preocupado por el motivo de tu vuelta que por el hecho en sí. Intenté crear realidades dispersas, autóctonas de todo, intentando no mencionar nuestro antiguo imaginario. Una especie de ruptura entre tu yéndote y tú volviendo. Creo, o casi afirmo, que soy incapaz de tejer relaciones con otros seres humanos sin analizar cada instante la danza que estamos bailando los dos. Y por eso me sentí en un tanatorio, como si el difunto volviera a la vida y de repente todo ese protocolo quedará resquebrajado y nadie supiera cómo reaccionar.

Quiero saber de ti un poco más, y poco a poco.

divendres, 17 d’octubre del 2014

how i wish you were here

Creo que necesito explotar y fugarme de todo, salir de aquí y no parar quieto, renunciar a todo, a formarme siendo práctico, a no tener que convencerme de que estoy haciendo lo que quiero y donde quiero cuando algo dentro de mi me dice que no lo es. No sé si quedarme aquí, si irme de aquí a otro lado o si ir de lado en lado sin parar. No sé si aguantaré un año entero quieto, asistiendo al funeral de mis ideales y mis ganas (quizás luego no tenga tiempo de nada). Quiero moverme de rincón en rincón y llegar a decir que ahora si, que estoy donde quiero y que estoy preparado. Estoy reprimiendo todo el bullicio de mi cabeza por motivos que creo que no van a servir de nada. Estudiar, dar una satisfacción (de puto orgullo) a mi madre, a mi hermana y de callar a mi padre. Pero no sé si estoy preparado para esto, para sentirme encerrado en Barcelona y renunciando a flotar. Luego quizás ya no pueda hacer lo que estoy empezando ahora, a estudiar y a echar algo de raíces, fuertes, en algún lado. Pero no me importa demasiado. No me importa ser un parásito social si la sociedad está en quiebra. No me importa dañar el orgullo de nadie y menos cuando dañando el suyo recupero el mío. (“Que si, que estoy bien, que esto es lo que quiero, no os preocupéis”). 
Me dije en su momento que no me iba a cortar cuando me llegará el momento de coger un tiempo y salir del mundo, de dejarlo todo atrás a pesar de las consecuencias. Y veo que esto es lo que estoy haciendo. ¿Que coño hago ahora?, ¿como decido si quedarme o empezar a andar de paisaje en paisaje? Creo que voy a esperar a que llegue el frío, a ver si estoy teniendo un brote o un momento de lucidez. Estoy en tregua, de momento.

dilluns, 13 d’octubre del 2014

Si después de todo
ahora que ya no estás
solo queda esperar,
no sé si voy a pasar sin ti
cinco años.
No puedo entrar en la cama
no puedo verte reflejado en el espejo
ni puedo abrir tus páginas.
Si fuiste mío
si yo fui tuyo
si hemos sido algo
eterno y efímero
sin ser propiedad
del otro
¿dónde puedo oír tu voz?
Mi cuello te busca
a solas
entre tu respiración
entrecortando la mía
delante del mar
desnudos

dissabte, 30 d’agost del 2014

De todas las historias que nos han contado y de todas las maneras en las que nos han enseñado a vivir me quedo con todas las que llevan a plantarle cara. Somos el caos que nos ordena y nos mueve intentando “mantener la compostura, a duras penas, lo que dura el cuerpo”. 

¿Y qué más da si somos cínicos, si no encontramos la paz en ninguna parte y si somos nómadas? 
¿Qué más da todo cuando puedes hacer raíces y sentirte en casa fuera de la tuya? 
¿Cuántas veces estaremos condenados y consternados si no hacemos nada para cambiarlo? 
¿Hasta cuando seremos mercancías y no mentes a punto de empezar otra revolución a través del arte? 

Y el arte es la lucha constante contra uno mismo, y cuando te aceptas y crees que te entiendes notas que la lucha es contra todo. No hay paz, no queremos encontrarla por ahora. Viajamos de oasis en oasis esperando encontrar el mar en medio del desierto y poder flotar, tranquilos, por encima de todas las cosas. Queremos poder llegar a priorizar lo colectivo a lo individual, poder decir que no vamos de uno en uno, poder gritar sin quemarse la garganta porqué no es solo mi voz la que grita sino un conjunto

dimarts, 19 d’agost del 2014

De las horas que se transforman en días.
De encontrarse a uno mismo,
visto desde el otro lado de la ventana, 
siendo el sol que te acaricia el cuerpo 
entre las sábanas viéndome dormir. 
De la paz de tus ojos 
y los escalofríos al oírte (y poder verte al mismo tiempo), 
mientras me río por un sinfín de posibilidades que quedarán, 
por siempre, en ese 
“por lo que nunca será” 
al otro lado de la ventana. 
De como has provocado la revolución en una piedra perdida que rueda sin rumbo,
a ciegas,
escondiéndose de todo,
menos de ti,
flotando entre tus cuatro paredes y tu voz.


De encontrar, en alguien, un refugio donde escapar.

dilluns, 11 d’agost del 2014

Hemos banalizado tanto el sexo que parece más una gestión que cualquier otra cosa. Cometemos las más grandes estupideces por unas horas de calor y de sentirnos amados, de manera vacía, sin poder mirarse ni luego tocarse. Con tantos silencios de por medio que solo hacen que incomodar, luego no somos nada: uno huye del otro como si algo malo acabará de pasar, como si nuestro cerebro volviera a su lugar, al punto de partida. Y ¿para qué todo lo que va antes? ¿Para qué tanta tontería y falsos poemas y luces alrededor? Para sentir, solo para eso. Para poder notar que uno sigue vivo. Y esta sensación va mucho más allá del sexo. Llega hasta los abrazos rotos y en el ser capaz de no necesitar decir nada en los momentos de paz. Es leer después de salir del teatro entre cervezas y humo. Aunque ¿hasta que punto lo necesitamos por nosotros o por los demás? Parece que sea malo ser virgen y parece peor ser adicto a ello. Todo está mal, lo hagas como y con quien lo hagas (quizás somos unos rebeldes, o quizás solo unos posturistas). Así que lo único bueno, en todo esto, es el sexo en sí, sin más, y no hay peor crimen que el reprimirse y no atentar contra ti mismo por cambiarlo.

diumenge, 10 d’agost del 2014

(Exterior, balcón de un piso, patio interior, amanece)

“Lo bueno de no dormir es ver cada día como sale el sol, aunque esté rodeado de nubes y durante toda la noche no haya visto la luna. Lo peor es el hecho de no dormir, de no dejar que el cerebro descanse. ¿Qué más da? Hasta durmiendo estamos pensando, sin poder controlarlo. Nos torturamos con pesadillas o con mundos que desaparecen al despertar. Creamos utopías e infiernos al mismo tiempo, ni que dormir nos fuera a dar suerte”.


(Exterior, balcón a la ciudad)

“La gente anda con tanta prisa, intentando procesar y recordar como han llegado aquí. ¿Qué estarían haciendo un martes por la noche para seguir en pie a las seis y media de la mañana? A nadie le importa, ni a ellos mismos. Nacemos muertos, idealizamos la vida, y al final todos acabamos a metros bajo tierra o quemados, y eso si tienes dinero y suerte para que alguien se preocupe por ti cuando ya no eres nada”.

(Interior, lentamente se apagan las luces y todo se queda a oscuras)
(negro, aunque sea de día)


“Hay tanto silencio que solo oigo ruido, golpes y algún que otro ladrido. El tiempo corre hacia atrás, como si los días fueran noches. Y los demás están todos muertos, mirándome. Empieza a estar todo muy frío, o quizás ese frío soy yo. Creo que alguien esta llorando".


(Exterior, descampado, alguien despierta)


“El muerto era yo”.

dimarts, 1 de juliol del 2014

¿Quién te ha robado la primavera?

  A veces es mejor poder estar tranquilo que cualquier otra cosa, poder decir que estás bien contigo mismo, con quien eres y sobretodo poder decir que lo puedes ser. A veces valen más cien silencios que cuatro gritos mal dichos, de mierda. Volver a este lugar es aumentar mi odio, es recordar porqué me fui, es saber que no debería estar aquí. Es aguantar un malestar constante y una tensión que siempre está a punto de estallar, es no saber en que momento me puedo romper o alguien puede hacerlo contra mi. Es estar pendiente de todo menos de mi. Es la sensación de no poder respirar y notar como me ahogo.

Los quizás, otra vez, vuelven a mi (y no puedo soportarlos más). Mi paz, mi mundo y todo mi ser ya no pertenece a este lugar (no pertenece a ningún lugar), pero noto que hay sitios donde poder estar, respirar y notar que todo va bien. ¿Dónde estás Madrid que ya te echo de menos?, que en mi cabeza se cruzan tus calles y sus personas. ¿Dónde está tu bullicio incansable, tus gentes y tu manera de dejar vivir? ¿Dónde quedan esos recovecos escondidos donde perderse? ¿Dónde estoy yo, aquí, sin estar allí?

divendres, 27 de juny del 2014

No estoy luchando contra la sexualidad, contra el mundo, contra todo. Estoy intentando erradicar los estereotipos y todas las jodidas fobias ilógicas hacia todo ser humano que no piensa como los demás. Estoy luchando contra la minoría que, por adaptarse, crea los estándares de normalidad; ni vosotras tendréis cuerpos de Barbies ni nosotros de Actionman, ni tampoco creo que ninguna de las partes quiera esa mierda, de plástico, vacía y materialista. Estoy intentando convencer que no por no votar uno es un pasota, simplemente no quiero justificar su sistema (un bulo creado para mantenerse siempre en sus poltronas a costa de algo que han decidido ponerle el nombre de democracia). Decir también que dentro de este sistema entra la educación, estudia e hipotécate para conseguir el trabajo de sus sueños: un sueldo de mierda siendo encargado en un jodido McDonalds. Y luego todos somos perroflautas, inadaptados y radicales, como si el hecho de no querer entrar en su sistema fuera algo malo, de lo que avergonzarse. Me arden las entrañas de odio contra todos vosotros, contra toda vuestra mierda, con el hecho de ver como o bajamos la cabeza o acabamos sin ella, por tener que sentir vergüenza por no formar parte de vuestro estándar de normalidad y sobretodo por saber que aún hay gente que cree en vosotros, en la iglesia y en todo lo que habéis decidido que es lo normal, lo bueno y lo que debe acatarse sin pensar. Habéis creado un rebaño de esclavos a través de la rutina educativa de estos patrones que con la presión que ejercen sobre los demás, lo perpetra y os ayuda. Habéis permitido que una mujer valga más por el tamaño de sus senos que por el de su cerebro y que un hombre tenga que ser hombre por encima de todas las cosas. Habéis conseguido que casi todos entienda el mundo igual que vosotros.
 ¿Vuestro problema? Es ese casi que no habéis conseguido convertir ni manipular.

diumenge, 8 de juny del 2014

Qué se jodan con sus quejas, con su odio y con su manera de “hacerse cargo de todo”. Qué se jodan con ser líderes, con ser reyes y con distraernos y llevarnos arriba y abajo. Qué se jodan con tanta pantomima para legitimar su sistema. Qué se jodan los que dicen que ahora es el momento, cuando llevamos años con la mierda encima. Qué se joda el que ríe y qué se joda el que se queja. Qué se joda la reina, sus hijos y todos los que los están promocionando a cambio de nada. Qué les jodan como si les fueran a partir en dos de tanto placer, del placer de creer que están haciendo algo, después de todo, sois imbéciles. Nos llevan hacía donde quieren, tienen sus números y no somos más que DNIs circulando por las calles. Mientras votes, a quien votes, ellos tienen su sistema bajo control. Si son capaces de subordinarnos, ¿qué coño os hace pensar que esto no es otra maniobra más, al nivel del fútbol? Qué os jodan, a todos por igual, el rey es cada uno en su mundo, y el que no se jode es porqué eso ya lo tiene claro, desde antes de empezar este circo en el que sois los leones a golpes de látigo. ¿A por la tercera? Mejor a por el cambio completo, con o sin rey hay gente sin casa, sin pan y sin sueños, pero ya se nota que todo esto es secundario mientras se puede salir en la foto con el estandarte de guerra (conocido como bandera). Si hay que votar si queremos rey, botemos también todo el sistema.

dilluns, 26 de maig del 2014


Ojalá. 
 Quizás en otro momento, quizás si tú no fueras tú. Hay demasiadas posibilidades para encontrar el porqué, pero quizás de entre todas ellas la que más pesa es el hecho de verte y no querer formar parte de lo que te rodea, de lo que simbolizas, de todo aquello que me atormenta. Debo ser la peor cosa que te ha pasado, espero haberlo sido, espero seguir siéndolo siempre, de no ser así todo esto no vale nada. Ni las llamadas de ira, ni las escapadas a media tarde para no verte y las cien excusas que he inventando para poder ignorarte impunemente. Quizás todos tienen razón, quizás soy un ser inerte y no hay más. Quizás, además, lo estoy haciendo adrede y lo único que busco es sentir que tengo control sobre algo. O no, y tan solo estoy perdido a punto de romperme y empezar a correr. 
 Me diluyo al tiempo que cambian las personas, me repito y me vuelvo monotemático al escribir y al hablar. (Alguien al otro lado de las cervezas está grabando todas mis palabras, ¿para qué? Nada de lo que digo va a ser nuevo, ni nada de lo que haga va a sorprenderte). 
 El ruido es tan fuerte que no puedo concentrarme en nada. He perdido las ganas de todo y no soy capaz de encontrar motivación. Todas las fotos se repiten y cada imagen se vuelve sucia y fría. Cambio más rápido de lo que lo hace el entorno, más rápido de lo que yo mismo puedo asumir. Nada está bien, nada me gusta y todo lo que queda me parece inverosímil, insustancial e inerte.

diumenge, 27 d’abril del 2014

Si somos páginas en blanco y no tenemos guión, ¿porqué no paramos de caer en el mismo bucle siempre? Construimos búnkers de papel para escondernos de ciudades en llamas y del diablo. ¿Cómo y cuando entramos en todo esto? ¿Cuándo empezó todo a derrumbarse? ¿Cuándo los gritos se convirtieron en palabras y las palabras en vacíos? Nadie es capaz de decirlo, ni de entrar en las entrañas. Solo somos odio que corroe a los demás y a nosotros mismos. Odio, a veces es lo único que nos queda, odio y drogas que nos hacen creer que todo está bien. Y cuando se acaban las drogas se quema el búnker y empezamos a arder, desde dentro. Cada vacío se vuelve un cuchillo que nos impide tragar más poesía barata, aunque ¿qué coño es poesía en este mundo de gritos? Nada, pero pensamos que cualquier verso mal escrito puede reconstruirnos o matarnos poco a poco creando muros contra los demás. Muros que no quieren derrumbarse nunca y que solo sirven para sentir que cada vez somos entes más fríos y distantes. Y a pesar de los muros seguimos creando fronteras para sentirnos un poco más (in)seguros.

dijous, 27 de març del 2014

no sé que acabó sucediendo ni como he llegado hasta aquí

No sé querer a nadie, ni a mi mismo. Necesito tantas drogas para sentir, que luego me quedo vacío, en blanco, desnudo y sin nada. Soy un grito a punto de chocar contra la nada. He creado falsos recuerdos en estados que es mejor olvidar, llegando a creer que es mejor no recordar que pasa de noche. Aunque sea a base de alcohol fluyendo por mi cuerpo. Aunque sea creyendo que así puedo ser yo. El problema es que al día siguiente no recuerdo quien era ayer, solo hay oscuridad en mi cabeza. Necesito aprender a dormir por las noches y a vivir de día, con los ojos bien abiertos y sin miedo. Tengo que dejar de intentar fundirme con el viento, porqué ya no sé lo que es brisa y lo que soy yo. He gritado tanto y tan fuerte que ya nadie quiere escucharme. (Creo que nunca nadie ha estado escuchando). Y odio esta noche, odio todas las noches desde hace años. Odio más aún los días. Odio tanto que a veces me olvido de como querer, si es que realmente sé querer a alguien. He acumulado ira, ira y odio durante demasiado tiempo y ahora solo queda el cúmulo del pozo que he ido cavando. Y escribo para sentir que aún hay algo dentro de mí, por hacerme saber a mi mismo que aún me arden las entrañas. Y no, hoy tampoco ha salido el sol a despertarme, estaba esperándolo en esta noche eterna que lleva demasiado sin acabarse. Me jode, pero voy a golpes. A golpes de hipnotizantes, uno tras otro, evadiendo todo lo que está pasando a mi alrededor. No estoy bien en ningún lugar ni con nadie, no estoy bien conmigo mismo. He escrito tanto sobre la hipocresía que ahora solo soy un poco más de ella. Más tóxico y corrompido que nunca, incapaz de recordar(te).

diumenge, 2 de març del 2014

que tinguem sort


Parece que vivamos para ser egoístas. Sin importar nada más que uno mismo, sumido en su capacidad de victoria y la intolerancia a quedarse atrás. Luego no sabemos leer si no hay alguien ahí para enseñarnos, ni podríamos ser egoístas si no hubieran otros. Tenemos el alma tan fría que parece que cualquier roce con otros nos vaya a romper. Hemos dejado de vivir, no somos de aquí, no estamos por los de aquí; pero tenemos que estar para todos. Viajan más rápido los bulos, las mentiras y las malas noticias que no todo lo que se le opone. Donde queda uno fuera de ese círculo, cruzándose con cientos de más a su alrededor.

Y nos quedamos alejados de todo, 
a distancia, 
corriendo marcha atrás,
siempre,
 aferrandonos a aquello que ya no tenemos 
(y queremos). 

Nos hemos partido el alma en pedacitos de sitios y de gente que quizás no volvamos a ver. Pero esos pedacitos son nuestros y no los vamos a regalar. Quizás no tenemos el alma en pedazos repartidos, la tenemos entera resquebrajada y no la dejamos curar ni que huya. Nos arden las entrañas, de los demonios que necesitamos que nos sigan atormentando, y que parece que si los soltamos nos quedemos sin todo lo que dejamos atrás.


dimecres, 19 de febrer del 2014

you bleed just to know you're alive

El aire está corrompido, es tóxico. No se puede respirar más, no queda nada más. El contacto humano se va perdiendo por nuevas costumbres, distantes y frías. El aire esta envenenado, y lo envenenamos nosotros mismos por no querer sentir que podemos hacernos trizas en cualquier rincón. Hay algo más allá de nuestra capacidad, algo que nos golpea y nos impide hacernos sentir bien. Parece que necesitemos estar siempre tristes y a quilómetros de aquello que hace que las entrañas ardan y nos dé vuelcos el alma. Tenemos vacíos de recuerdos que estamos quemando a toda prisa para intentar llenarlos con detalles insignificantes, manías y prejuicios. Todo es más importante que nuestras convicciones o nuestra capacidad de mostrarnos tal y como somos. Nos cohibimos por miedo al rechazo, a nuestro propio rechazo, y cada vez somos más hipócritas y tenemos menos que sentir y más que contar. Sobran palabras, sobran frases sin sentido y ruidos que no valen nada. Lo peor, lo más inquietante, es que mataríamos por ser abrazados cuando nos estamos desmoronando, pero a falta de parecer cobardes decidimos hacernos los fuertes. De que sirve tanta armadura y tanta distancia si no sabemos convivir con ello. ¿Para qué? Y luego, a solas, cuando creemos que no hay nadie mirando empezamos a destruirnos, a hacernos daño con aquello que nos azota en los más profundo, con más palabras, con más pensamientos vagos y “sin sentidos” como este, que se desvanecen al mismo tiempo que lo hago yo.