divendres, 1 d’abril del 2011

Llegar al punto de que todo lo normal te parezca raro.

Distancia prudencial, espacio en medio de dos personas. Lo que se guarda entre los besos que se les escapan a las parejitas en verano. Todo lo que sabe esa distancia, todo lo que siente, lo que dice; eso, eso solo lo saben esas parejitas. Esa distancia es quizás lo que hace que los besos sean besos. Que valgan tanto. Que entre ellos se nos puedan ver los ojos, tímidos y temblorosos. Esa distancia es como agosto. Si. No sé, si pudiera elegir un mes del año para vivir, creo que sería un melancólico agosto. Ni muy calentito ni demasiado frío. Simple, en medio. Como las mañanas que el sol se lo comen las nubes, o los que él decide no salir. Que bonito todo, que verde, que vivo. Joder, agosto es como un orgasmo en medio de unos numeritos del uno al doce. Es un mes para nacer, y para morirse. Y esa distancia es todo eso, es un agosto. Supongo, que soy tonto por darle importancia a un espacio en medio. Pero yo por experiencia os digo que esa distancia me ha visto reír, me ha visto con miedo a pasarla, me ha echado hacía atrás. Es un sitio calentito, pero frío, muy frío. Aunque, adoro que exista esa distancia y aún más, darme el gusto de poder romperla a veces, y mucho mejor si esas veces son en Agosto.

# Time to pretend.