dilluns, 6 de novembre del 2017

dilluns, 2 d’octubre del 2017

este vaivén constante

Ojalá. Y no sé como sucederán las cosas después, creo que todo va a seguir igual, igual de raro. Y aún no me creo, o más bien no te creo, y por ende esto va a acabar mal. Ojalá fuera lo suficientemente fuerte como para echarte de mi vida hasta que pudieras quedarte, pero tengo miedo a que el tiempo nos borre esperando un movimiento. No te puedo querer así, y no quiero quererte así. Espabílate o asume que mi odio va a ir en aumento”. 
Febrero 2015


Aún siento rabia, y la noto muy fuerte a ratos. A veces se descontrola, esos días en los que te encuentro en un cajón o a metros gritando otro nombre. Tengo el odio acumulado por echarme desnudo, a gritos e insultos de tu casa. Por todos mis pensamientos anteriores a ese momento. (gracias por hacerlo y llevarme al principio de ese día en el parque cuando no pude más). Y quiero deshacerme de ese odio, de todas esas cosas que se me atragantan, cada vez menos, cuando apareces por mi cabeza.
La rabia dejará paso a otra cosa, seguramente a una muerte de todo lo que nunca fue  lo que nunca podría haber sido. Hago balance, re-lectura y un análisis para entender porqué todo fue tan tóxico, porqué hubo días en los que me sentí una mierda y otros con tanta fuerza, estos últimos cada vez los recuerdo menos. “Jamás seremos amigos” y he aprendido que no voy a querer nunca jamás a nadie así, ni de esta manera basada en un apego insostenible ni por lo que representas. Esa falta de implicación constante, en todo lo que no eras tú, esos reproches y las cargas que acumulaste. ¿Total? Para acabar en un “no me lo esperaba” en ese maldito parque donde todo lo que respondiste fue mentira. Una más; otro peso menos, para ti. 
Han pasado los días y soy capaz de dejarte por imbécil. Por tu moralismo absurdo y falso. Porqué ahora entiendo que tus grandes reflexiones y “estructuras de pensamiento” eran excusas para justificarte en una identidad que no existe. ¿Cuantas cosas de las que haces son para ti, para una intimidad tuya y de nadie más? ¿Para qué mandar todas esas notas después de gritarme que era un hijo de puta por querer dar una explicación a alguien que no eras tu? Al principio llegué a pensar que realmente era falta de tiempo, ahora veo que era falta de deconstrucción. Ganas de ese control de la sexualidad del otro y al mismo tiempo de “querer poder” sexualizarlo todo.
Añado, porqué para mi es importante, que Hummus jamás será. Jamás será una parte que me evoque a ti. No será un símbolo como pudo serlo Billy. Hummus es el anhelo de libertad que perdí cuando reapareciste -he estado leyendo De profundis  y, aunque me genere un aburrimiento increíble, las primeras páginas resumen perfectamente mi actitud de hostilidad hacia ti-. Hummus es, y no creo que a estas alturas llegara a interrumpir su ruta por ti. Yo no lo haré.
Aún siento rabia, pero cada día un poco menos. Pasará algún tiempo, cada vez noto que pasa más rápido este proceso, hasta poder relacionarme a través de la indiferencia (o quizás la ternura) y no con un enorme desprecio. A veces llego a defenderte, luego me doy cuenta que no sirve de nada. Que todas las veces que intento hacerlo acabo por enfadarme conmigo, y como tu dirías esto si que no me lo puedo permitir.

Mañana seguramente no me acuerde de ti, como la mayoría de días. Y la rabia estará un poquito más lejos, menos fuerte.

dilluns, 25 d’abril del 2016

Me imaginaba en esta ciudad por un tiempo largo
ya no me imagino en ninguna parte.
Me imaginaba rodeado de gente todo el tiempo
pero no veo a nadie.
Creía que las pequeñas cosas servirían
y estoy en búsqueda de la aventura.
Pensaba que la juventud serían tres días de fiesta
están siendo ocho noches de resaca.
Sabía que los libros curaban el alma
ahora ya no leo nada.
Pensé que sería feliz
y soy solo un vagabundo de ciudades.
Pero sigo buscando ese lugar al que llamar tierra:

mi tierra.


dimecres, 12 de novembre del 2014

siempre los miércoles

He conocido las sensaciones más extrañas en los tanatorios, donde nadie es quien es normalmente. Ese juego, medio estudiado-medio improvisado, que se alza entre rostros fatigados y rotos, que, según haya sido el final del difunto, sobrellevan mejor o peor. Creo que ese fue mi rostro cuando te fuiste. Creo que seguía teniendo la sensación de estar en un velatorio cuando llegaste. No asumí tu necesidad de estar solo después de mí, ni la asumí yo después de volver a saberme contigo. Quizás, y esta vez es solo un quizás, estaba más preocupado por el motivo de tu vuelta que por el hecho en sí. Intenté crear realidades dispersas, autóctonas de todo, intentando no mencionar nuestro antiguo imaginario. Una especie de ruptura entre tu yéndote y tú volviendo. Creo, o casi afirmo, que soy incapaz de tejer relaciones con otros seres humanos sin analizar cada instante la danza que estamos bailando los dos. Y por eso me sentí en un tanatorio, como si el difunto volviera a la vida y de repente todo ese protocolo quedará resquebrajado y nadie supiera cómo reaccionar.

Quiero saber de ti un poco más, y poco a poco.

divendres, 17 d’octubre del 2014

how i wish you were here

Creo que necesito explotar y fugarme de todo, salir de aquí y no parar quieto, renunciar a todo, a formarme siendo práctico, a no tener que convencerme de que estoy haciendo lo que quiero y donde quiero cuando algo dentro de mi me dice que no lo es. No sé si quedarme aquí, si irme de aquí a otro lado o si ir de lado en lado sin parar. No sé si aguantaré un año entero quieto, asistiendo al funeral de mis ideales y mis ganas (quizás luego no tenga tiempo de nada). Quiero moverme de rincón en rincón y llegar a decir que ahora si, que estoy donde quiero y que estoy preparado. Estoy reprimiendo todo el bullicio de mi cabeza por motivos que creo que no van a servir de nada. Estudiar, dar una satisfacción (de puto orgullo) a mi madre, a mi hermana y de callar a mi padre. Pero no sé si estoy preparado para esto, para sentirme encerrado en Barcelona y renunciando a flotar. Luego quizás ya no pueda hacer lo que estoy empezando ahora, a estudiar y a echar algo de raíces, fuertes, en algún lado. Pero no me importa demasiado. No me importa ser un parásito social si la sociedad está en quiebra. No me importa dañar el orgullo de nadie y menos cuando dañando el suyo recupero el mío. (“Que si, que estoy bien, que esto es lo que quiero, no os preocupéis”). 
Me dije en su momento que no me iba a cortar cuando me llegará el momento de coger un tiempo y salir del mundo, de dejarlo todo atrás a pesar de las consecuencias. Y veo que esto es lo que estoy haciendo. ¿Que coño hago ahora?, ¿como decido si quedarme o empezar a andar de paisaje en paisaje? Creo que voy a esperar a que llegue el frío, a ver si estoy teniendo un brote o un momento de lucidez. Estoy en tregua, de momento.

dilluns, 13 d’octubre del 2014

Si después de todo
ahora que ya no estás
solo queda esperar,
no sé si voy a pasar sin ti
cinco años.
No puedo entrar en la cama
no puedo verte reflejado en el espejo
ni puedo abrir tus páginas.
Si fuiste mío
si yo fui tuyo
si hemos sido algo
eterno y efímero
sin ser propiedad
del otro
¿dónde puedo oír tu voz?
Mi cuello te busca
a solas
entre tu respiración
entrecortando la mía
delante del mar
desnudos