Mi esencia se diluye cada día un poco más. Otro paso en
falso para no llegar a ninguna parte. Me siento tan atado a todo que me veo
incapaz de sentirme libre ni de sentirme yo. Si ya no puedo ser esa esencia no
puedo ser nada, y quizás lo único que quiero, lo único que necesito es empezar
a controlar lo que yo quiero. A dejar de tener dependencia hacia todo lo que me
rodea, aunque intente evitarlo. Como no voy a tener prejuicios si siento que
todo lo que me envuelve es aire e hipocresía. Como no voy a estar eternamente
enfadado si lo único que obtengo son gritos y fracasos. Como no voy a querer
irme y saber quien soy cuando veo que todo el mundo vive enfadado con la vida
que lleva o con la que llevan los demás. Y tal vez sea otro buscador de su utopía,
quizás estoy tan perdido que solo puedo ser caminante y tal vez así evite
convertirme en todo lo que tanto me repugna, evitar ver que mi vida esta
predestinada a estudiar, trabajar, ser viejo y lamentarme del tiempo que no he
tenido para mí. Solo espero que el camino no se convierta en destino, y que a
la mínima tenga que volver a refugiarme a este mundo cada vez más decadente. Me
he cansado de intentar cambiarlo y de luchar para que no me cambie. Me he
cansado también de tener que inventar excusas por hacer lo que realmente siento
y de tener que evadirme de todo. Me he cansado de la vida que llevo, y no
quiero, no puedo ver cómo va avanzando y yo dejo que todo suceda. Tal vez el
frío ha dejado que todo lo que ardía en mis entrañas se desvaneciera y por fin
veo algo a lo que agarrarme, ese suspiro que se aleja, pero que esta vez no voy
a dejar que se vaya sin mí. Ya nada me importa, ni yo, ni mi vida, ni el
futuro, solo me importa sentir que no estoy aquí para encontrar un trabajo de
mierda con unos horarios que no me dejaran ni respirar. Esta vez no, voy a
dejar que lo que considero estupideces desde hace años se conviertan en
prioridades. Tal vez así consiga ordenarme, o tal vez consiga ser esa soñada
esencia.